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A. J. Durant


Es posible morir y volver a la vida en el mismo punto, en ese preciso instante donde la muerte te alcanza, es una reunión en ese restaurante de paso que hay entre el cielo y el infierno, mi cita a ciegas, los ojos del cuerpo permanecen cerrados mientras los del alma observa su rostro en penumbras oculto bajo la capucha negra de esa vestimenta desgarrada, sentados sobre mi desfallecido cuerpo charlamos sobre la eternidad y el vacío de una vida sin sentido.

Mirando hacia el pasado no encuentro no encuentro el significado a mi existencia, tal vez por eso agonizo a temprana edad, me encuentro con un altar, figuras trazadas en azúcar, calaveras sonrientes, huesos celebrando, un fantasma comiendo un trozo de pan y bebiendo leche. Una señora muerta a una edad avanzada, voltea a mirarme sentado sobre mi cuerpo vacío acompañado de la muerte, se acerca para invitarme del trozo de pan, con pan las penas son menos, me dice.

Visito el altar de mi hija, cada año lo coloca por mi, es una promesa que me hizo en mi muerte: “cada año colocaré tu foto en un altar, la rodearé de las más bellas flores, acompañándolas de un gran banquete, le pediré a la muerte que ese día te permita visitarme por un día, para ella son las calaveras de azúcar y las calacas celebrando, serán para que sonría una vez al año porque su labor esta rodeada siempre de lamentos y pesares. Te recordaré porque soy tu creación, gracias por enamorarte de mi papá y concederme la existencia.”

Observo el fantasma de la anciana, comprendo la sabiduría en su respuesta, el vacío de mi existencia siempre lo he llevado conmigo, porque así lo he decidido, encerrado en mi no he disfrutado de la vida, el significado de la vida esta ahí delante de mi. La muerte posa su huesuda mano sobre mi hombro, le respondo con un movimiento afirmativo.

Una luz brillante me impide abrir los ojos, una sombra se acerca a mi, es un rostro angelical, una voz apagada dice que he recuperado la conciencia, mi angel viste el uniforme de la unidad de emergencias, solo ha sufrido una contusión en la cabeza me dice, me imaginaba en el cielo, me dice que estaré bien mientras le respondo si los angeles aceptan comer con los mortales, su respuesta es una sonrisa que me llena de vida.

One Angel Falling at;
2:09 p.m.