A. J. Durant
Los ojos permanecen cerrados, me pediste que así lo hiciera, escucho el roce de la tela desprendiéndose de tu piel, tus movimientos dificultan la tarea, me siento tentado a mirar, a permitir que tu figura se refleje en el iris pretendiendo ser el espejo de cuerpo entero.
La imaginación acude presurosa en el preciso instante cuando la ropa cae al suelo, viene a recordarme tu figura, entre pensamientos me seduces, ignorar la realidad de tu figura desnuda se dificulta aún más. Con la espalda erguida en la silla, los minutos acompañan la desnudez, mis manos sudan y se sujetan fuertemente a la parte baja de la silla, una gota de sudor se origina en la frontera del cabello y la frente torturándome con su pasiva trayectoria.
Esa pequeña fuga de los poros es detenida por el roce de un pañuelo en tus manos, me cierras los parpados cuando pretendo abrirlos, trazas en mis labios el sonido del silencio cuando quiero reclamar y tus labios me susurran al oído solicitando deje todo en tus delicadas manos.
Me besas tiernamente mientras desabotonas la camisa, sostienes mis manos contra el respaldo de la silla, los labios comienzan su recorrido en el cuello para continuar contra el pecho. Los muslos quedan desnudos al toque de tus manos, siento el roce de la electricidad en tus dedos acariciándome las piernas. Tus muslos se unen a los míos cuando te sientas sobre mi, compartimos la misma silla, la misma pasión; penetras en mi ser con tu esencia.
Los ojos permanecen cerrados, los sentidos restantes experimentan el placer que les concedes, liberas mis manos y las tuyas se atan al cuello, te sujeto de la cintura, las caderas en un vaivén de arriba-abajo, danzan candorosamente como una llama ante el fuego de la pasión.
Los sonidos acompasados de los muslos son la pequeña orquesta de los cuerpos, susurras al oído solicitando un nuevo ritmo, algo incesante, algo para llevar a los cuerpos al clímax de la obra corporal. Mis ojos ya no pueden permanecer cerrados, se abren para ver tu rostro, los ojos brillantes me hablan con el idioma del momento, los movimientos se hacen más rápidos, tus senos rozan mi pecho, los muslos chocan frenéticamente, mis manos sujetan fuertemente tus caderas, rompemos la barrera del sonido con los gemidos de placer, finalmente nuestros cuerpos bañados en sudor desfallecen en un giro de éxtasis, te derrumbas en mi hombro, para luego abrazarte contra mi, somos el modelo perfecto digno de un escultor, aunque al final seremos nosotros quienes esculpiremos nuestras vidas con amor y pasión.
5 Comentarios:
Ohhh, las delicias del bondage, aunque le faltó un toque de sadomasoquismo a esos "tiernos" besos, en fin, no todo lo que seduce es terciopelo, también hay que probar la caricia del látigo...
Saludos con brillantes colmillos.
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Akasha Déclenché!, at 7:10 p.m.
puafff...
con razón ni respirabas mientras lo redactabas jajajjajajjajajja
caracoles..
alguien indiqueme dónde queda la ducha y cuál es la llave fría, de pronto lo olvidé.
y eso, es tu culpa.
besos temblorosos mientras muerdo mis labios.
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Anónimo, at 12:50 p.m.
besos secretos.
C.
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Anónimo, at 5:44 p.m.
akasha dulcinea:
Mmm..interesante veo que te interesaria ser atada con cuerdas
de pasión a la silla del placer.
Saludos.
anónima:
No respiraba porque guardaba mi aliento para ti.
Un beso.
Saludos.
anónima:
Besos no tan secretos.
Saludos.
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Unknown, at 10:17 a.m.
y vaya que si.. jajjajajajja
eso fue premeditado ehhh?? ;)
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Anónimo, at 9:56 p.m.
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