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A.J. Durant

¿Por qué me hago esto a mí? No soy una persona tonta, pero cada vez que la recuerdo me hundo en la depresión, se que eso me hace daño pero aun así continúo obstinadamente lastimándome. ¿Existirá un nombre para eso? O quedará contenido dentro de la definición de la palabra masoquismo, eso significaría que el corazón es masoquista y que disfruta del dolor que le es inflingido. Tal vez no es así, podría ser que el corazón sufre de dislexia, a pesar de las veces en que ha sido lastimado no ha aprendido y en lugar de crear un plan de control de daños prefiere ocultarse detrás de una barrera, ocultarse como una tortuga bajo su caparazón. Lo cual no sirve de nada al salir la situación seguirá sin resolverse.

Sé que si sigo este camino me llevará a la destrucción pero cómo puedo impedirlo si al tratar de salir me pongo obstáculos, soy mi peor enemigo, no puedo enfrentarme a mi mismo o no quiero hacerlo, si lucho contra mi corro el riesgo de lastimarme pero si no lucho también soy lastimado. ¿Existe alguna salida a esta terrible paradoja?

He pensado en contratar a un asesino a sueldo para que ponga fin a mi sufrimiento. Podría ubicarse en un edificio frente a la entrada del lugar donde suelo trabajar, utilizar un rifle con mira telescópica, apuntar y llevar a cabo el atentado. Otro atentando que se sumaría al que le hago al corazón al hundirme en la depresión.

¿Es el amor sinónimo de demencia? Probablemente incurriré en el ala para dementes de algún manicomio especializado en personas que sufren de ruptura amorosa, mi médico será un doctor que se apellide FeelGood y seré parte de un programa de rehabilitación para enseñarle al corazón nuevamente a amar. Tal vez ahí me muestren la manera en que he de salir de esta encrucijada. Sí, tal vez debería internarme por mi propia voluntad y dejar que esas personas se hagan cargo de mi problema. Cuando me den de alta estaré listo para amar de nuevo, tendré una nueva vida ante mí. Me otorgarán un certificado que lleva por título corazón amorosamente sano, lo colgaré en la oficina junto a algún diploma, tan sólo para recordarme que en alguna ocasión me vi hundido en la miseria y desesperación que el amor puede originar.

Aunque esa es una alternativa, no serviría porque al final soy Yo quien debe resolver el problema, Ellos podrán mostrarme el camino a seguir o la puerta que debería abrir pero finalmente soy Yo quien debe recorrer el camino o cruzar el umbral de la puerta que he elegido. ¿Cuánto tiempo más tengo que tolerar el sufrimiento antes de recorrer el camino correcto o elegir la puerta que será la salida?