A.J. Durant
<< ¿Cómo puede una persona sentirse sola entre la gente? >> – pensó Héctor. –Esa es una pregunta que diariamente aparecía en su mente solitaria mientras se dirigía al subterráneo. Héctor era un hombre rutinario, acostumbrado a ir de su casa a la oficina y viceversa, sin vida social más allá de su trabajo frente a una computadora, ser poco atractivo y huérfano a edad temprana limitaba sus capacidad para relacionarse con otras personas, lo único que comprendía a la perfección era su labor en la computadora, esto lo convertía en un empleado ejemplar en la empresa, pero a pesar de lo satisfactorio que era su trabajo existían otras cosas que se encontraban fuera de su alcance.
Al igual que en cualquier oficina siempre hay alguien que atrae las miradas masculinas, esta oficina no era la excepción. Laura era la secretaría del Director de Recursos Humanos, una mujer alta, esbelta y atractiva, contratada más por sus cualidades físicas que por sus conocimientos. Héctor tenía un estrecho trato laboral con ella y como consecuencia de su soledad no dejaba de imaginar en lo que podría suceder si ella se convirtiera en parte de su vida. - Seria la envidia de todos - pensó Héctor - Y haría todo lo que estuviera a mi alcance para complacerla, pero todo eso es un simple sueño.
Esa clase de pensamientos lo deprimían. Sabiendo que era un sueño inalcanzable. Para aminorar su depresión cuando llegaba al solitario departamento conectaba su computadora y procedía a buscar lugares donde virtualmente conocía personas, su sala preferida era la de los románticos. Hasta hace un mes Héctor tenía una novia virtual que había conocido en esa sala bajo el sobrenombre “La amorosa24”, platicaban a menudo sobre el trabajo, lo que les gustaba hacer y sus sueños. Esperaban conocerse algún día a pesar de la distancia que les separaba. Un día esto terminó inesperadamente, ella dejo de escribir durante un largo mes y los correos de Héctor no eran respondidos. Finalmente su corazón se alegró de ver un correo electrónico de ella en su buzón y al minuto siguiente de leerlo su corazón se hizo trizas al enterarse que ella había conocido a alguien de carne y hueso, su mejor oferta fue que aún podían ser amigos. Esa había sido la relación más cercana que había mantenido con una mujer a sus 23 años y la separación virtual fue dolorosa.
- Es estupendo tener sexo por computadora – Héctor escuchaba atentamente la charla de sus compañeros del cubículo anexo – Fíjate que ayer conocí a una vieja que resultó ser bien cachonda, según ella su marido es representante de ventas de no sé que madre, y siempre la deja sola –
- Bueno… José, tú conoces todas las pinches viejas que me he cogido, pero nada de eso se compara a lo que sucedió anoche, me vine en grande mi amigo, en grande – decía Paco.
- Creo que tendremos que dejar eso para al rato – allí viene el jefe, replicó José.
- ¿Todo bien? – preguntó el jefe a José.
- Si, por supuesto. – respondió José
- ¿Y que me dices tú? – dirigiéndose a Héctor.
- También todo bien, mañana tendré el análisis para evaluar la viabilidad del proyecto – dijo Héctor.
- Bien así me gusta, pues sigan trabajando tengo que ir a una junta y ya se me hizo tarde – dijo El Jefe.
<< ¿De verdad tendrá razón José? >> pensó Héctor. Siempre había tenido curiosidad de entrar a una sala de sexo, pero no se atrevía, pensaba que esos lugares eran sólo para depravados y gente enferma. Durante el resto de la tarde su mente giró alrededor de lo que había escuchado decir a su compañero de oficina. Al salir de la oficina ese pensamiento cobró mayor fuerza y pronto se le unió otro pensamiento: "Estas solo en tu departamento, ¿quién podría enterarse ".
Ambos pensamientos formaron una alianza cuyo cometido era convencer a la conciencia de Héctor, lo cual finalmente lograron. Al regresar a su departamento inmediatamente se dirigió a la computadora, la conectó y procedió a buscar la página que siempre visitaba sólo que esta vez no entraría a la sala de siempre.
Después de echar un vistazo a las salas existentes con el tema de Sexo, decidió quedarse en la titulada “Sexo en línea” bajo el nick “HombreSolitario”, permaneció durante media hora en la sala viendo desfilar varios sobrenombres como “grandeyviril”, “penetrador”, “elpiton”, entre otros, pero ningún sobrenombre que evocara a una mujer. Decidió desconectarse e irse a dormir.
– Eso no tiene caso, es una pérdida de tiempo. – fue su último pensamiento antes de quedarse profundamente dormido.
Esa noche tuvo un sueño que disfrutó mucho. En el sueño Él aún se encontraba sentado en la computadora, repentinamente una mujer le dirigía un mensaje, la conversación entre ambos adquiría un tono candente que lo obligaba a desprenderse de los pantalones y sacar su pene para masturbarse, el sueño terminaba con una gran sensación de relajación. Al despertar sintió algo pegado en su mano, recordó el sueño tan real que tuvo y se dio cuenta que era semen seco del sueño húmedo que había tenido.
Finalmente era Viernes, nada fuera de lo normal ocurrió en el trabajo, no podía borrar de su mente lo sucedido anoche, lo había disfrutado tanto, si así era en un sueño, ¿cómo sería en la realidad?. Decidió intentarlo nuevamente esa noche.
Finalmente después de una larga espera para volver a su departamento, se encontraba frente a la computadora, en la misma sala y bajo el mismo alias de “HombreSolitario”, solo que esta vez se encontró con un mayor número de mujeres ingresando a la sala, "lacaliente23 ha ingresado a la sala"- leyó Héctor "tetonaycachonda ha ingresado a la sala", así sucesivamente, se encontró con un desfile de sobrenombres que evocaban de alguna manera a una mujer.
Decidió permanecer observando, además no sabía como iniciar una conversación con una mujer de esa sala, así permaneció durante 20 minutos hasta que un mensaje de una tal “Laura26” apareció en la pantalla de su computadora.
- Hola, ¿de dónde eres? – preguntó Laura26.
- Hola – respondió tímidamente Héctor.
- Me llamó la atención tu nick, es diferente a los demás, no hace referencia al sexo – dijo Laura26. – Es la primera vez que entro a esta sala, tenía curiosidad por ver que encontraba ¿Qué edad tienes? -
- Tengo 23 y también es mi primera vez – escribió Héctor.
- Jaja…a esa edad dudo que no hayas tenido una primera vez – respondió Laura26.
- Me refiero a que es mi primera vez en esta sala – respondió HombreSolitario con el rostro sonrojado.
- Si…entendí lo que dijiste…solo bromeaba….sabes me agradas – expresó Laura26 - ¿Tienes Messenger o ICQ? No soporto tantos mensajes que estoy recibiendo, y sólo quiero charlar contigo.-
- Si, es de Yahoo, y es hombresolitario@yahoo.com – le respondió Héctor.
- Ok, no importa, el mío es igual, te agregaré a mis contactos y platicamos ahí. ¿sale? – ese fue el último mensaje de Laura26 antes de desaparecer de la sala.
Héctor no podía creerlo, finalmente había encontrado a una mujer con quien charlar. << ¿Tendremos sexo virtual ? No lo creo, por su nick parece una chica sincera e inocente. Dudo mucho que tenga deseos de tener sexo. Sólo desea tener alguien con quien conversar >> pensó.
"Laura26 se ha conectado" - indicó un cuadro en su pantalla.
La conversación prosiguió, intercambiaron nombres, ella se llamaba Laura y continuaron charlando sobre sus gustos y temas musicales.
- A mí parecer Barry White tiene buenas canciones y su voz es extremadamente sensual, no sé porque pero al escucharlo tengo unos tremendos deseos de… - escribió Laura26.
- ¿Tener sexo? – escribió Héctor, finalmente había adquirido confianza en su charla con Laura26.
- Sí… me pongo muy cachonda, acabo de poner una canción de Él en mi PC – dijo Laura26
- Ohh… - es lo único que le fue posible responder.
- Mmm… creo que no debí haberla puesto… siento deseos de que estuvieras conmigo en este momento…me agradas y siento que sería lindo que me hicieras el amor escuchando esa canción de Barry White
- ¿En serio?
- Sí… corazón… imagínate aquí a mi lado, sentados en el sofá, abrazándonos, besándonos, sujetándome fuertemente sin que me dejes ir… anda dime que más estaría sucediendo.
- Laura…besaría tus labios, mis manos acariciarían tu espalda.
- Mmm…me gusta…y yo podría deslizar mi mano hacia tu entrepierna para acariciar el rico pene que se encuentra bajo tu pantalón.
- Ohh…eso sería maravilloso y yo seguiría besándote.
- Mientras besas mi cuello yo te hablaría al oído pidiéndote que bajaras con tus besos hasta mis firmes tetas, que las sujetaras entre tus manos, las aprietes y me quites el sostén.
- Ohh… si… me encantaría hacerlo… quitarte el sostén Laura.
- Ahhhh… y sintiendo tu lengua recorriendo mis pechos, deteniéndose en mis pezones, los chuparías para que se pusieran erectos, y mientras tu haces eso yo seguiría acariciando tu rico pene por encima del pantalón.
- Ohh… Laura… no sabes como me pones… me veo chupando tus pezones, recorriéndolos con la lengua. Debes tener unos pechos muy hermosos.
- Si… corazón… tengo unas tetas preciosas y muy firmes… que me encantaría que me chuparas.
- Oh… que rico es imaginar que lo estoy haciendo.
- Ahhh… ahora te separaría de mis tetas y te quitaría la camisa para besar tu pecho y bajar hasta ese rico pene, lo sacaría…. mmm… seguramente lo has de tener delicioso… lo recorrería primero con mi lengua y después me lo comería poco a poco hasta tenerlo todo en mi boca.
- Ohhh… se me ha puesto dura mi querida Laura.
- Sácala de ahí corazón… sabes… yo me siento muy húmeda y estoy acariciándome sobre las panties.
- Si… voy a hacerlo… esta muy dura.- respondió Héctor accediendo a la propuesta de Laura, y con un gran deseo de cumplir el sueño que tuvo.
- ¿Ya la tienes afuera? Mmmm… es riquísima… me la comeré todita… y la pondré muy dura para que después me penetres.
- Ohh… si… así hazlo mi querida Laura – escribió Héctor mientras se masturbaba.
- Ahhh… corazón se te ha puesto muy dura… me voy a sentar sobre tu rico pene.
- Ohhh… siiii…hazlo… colócate sobre mí... – respondió y en su mente la vislumbraba a ella sobre Él.
- Ahhhh… asiiiiiii… siiiiiii... dámela toda corazón, estoy introduciendo mis dedos en la vagina imaginándome que es tu rico pene.
- Ohhh… - Héctor procedió a masturbarse con mayor fuerza.
- Ahhh… corazón… continúaaaaa… ya no voy a aguantar…
- Ohhh… yo tampoco Laura.
- Asi… asi… dámela toda… ya no aguanto….
- Ohhh… quiero venirme contigo…
- Siiiiiiii… hazlo… venteeeeeee
- Ohhhhh….
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh…
Un silencio profundo fue lo que siguió a continuación, sin palabras en la pantalla, Héctor estaba frente a su computadora con el pantalón hasta las rodillas sumergido en un momento de relajación, nunca antes había experimentado algo así, de hecho en sus 23 años de vida no había tenido una relación sexual.
- Hola – en la pantalla apareció un mensaje de Laura rompiendo ese silencio virtual.
- Hola – respondió Héctor.
- ¿Te gustó? – preguntó Laura.
- Sí.
- Sabes… yo también lo disfruté mucho, y si no te importa me gustaría que lo repitiéramos en alguna otra ocasión.
- Sí, por mi no hay problema.
- ¡Que lindo eres! Bueno ya me voy a dormir, te veo mañana, ¿sí?
- Sí…mi querida Laura.
- Te quiero.
- Te quiero
- Bye…
- Bye…
"Laura26 ha desconectado su sesión" - apareció en la pantalla.
Indudablemente Héctor se sentía un hombre afortunado, finalmente tenía una nueva relación aunque fuera meramente virtual.
Si Héctor hubiera tenido oportunidad de ver al otro lado de la línea se hubiera encontrado con una chica bajita y regordeta cuya autoestima era baja, por su apariencia física los hombres no se fijaban en ella y en múltiples ocasiones se deprimía, su única vía de escape de la realidad que vivía era conocer a personas virtualmente. Al igual que Héctor se alegraba mucho de tener una nueva relación virtual, sabía que esa relación continuaría hasta el momento de conocerse, ese fatal día todo terminaría, pero eso no importaba mientras disfrutaría el momento.
Ambos eran víctimas de las reglas no escritas que impone la sociedad y tan sólo imaginar que existía un mundo dónde nada de eso importaba les daba un significado de existencia a su vida.
